CONSUMIR COMIDA RECALENTADA : ESTAS SON LAS CONSECUENCIAS A TU ORGANISMO

La comida recalentada es una práctica común en muchos hogares. Después de un largo día, no hay nada más tentador que abrir el refrigerador y calentar esas sobras que quedaron de la cena anterior. Sin embargo, aunque puede ser conveniente y ahorrar tiempo, hay algunas consecuencias que deberías considerar antes de hacer de esto un hábito diario.

Comida recalentada y seguridad alimentaria 

Primero, hablemos de la seguridad alimentaria. Cuando recalientas comida, es crucial asegurarte de que se caliente a una temperatura adecuada para eliminar cualquier bacteria que pueda haberse desarrollado. La regla general es calentar los alimentos a al menos 75 grados Celsius (165 grados Fahrenheit). 

Cuando no tienes en cuenta la temperatura adecuada para calentar los alimentos, podrías estar arriesgando tu salud. Las bacterias como Salmonella o E. coli pueden proliferar en alimentos mal almacenados o recalentados incorrectamente, lo que podría llevar a intoxicaciones alimentarias.

Además, no todos los alimentos son aptos para ser recalentados. Por ejemplo, las comidas con base de arroz pueden ser problemáticas si no se manejan adecuadamente. El arroz cocido puede contener esporas de Bacillus cereus, una bacteria que suele sobrevivir al proceso de cocción. Si el arroz se deja a temperatura ambiente por mucho tiempo y luego se recalienta, las esporas logran multiplicarse y causan malestar estomacal.

La comida recalentada no se disfruta igual 

Por otro lado, está el tema del sabor y la textura. Algunos platos simplemente no saben igual después de haber sido recalentados. La pasta puede volverse gomosa, las verduras pueden perder su crujido y las salsas pueden separarse. Esto puede hacer que la experiencia culinaria sea menos placentera y te lleve a pensar dos veces antes de volver a calentar esa lasaña deliciosa.

El valor nutricional de la comida recalentada 

También hay que considerar el valor nutricional. Algunos nutrientes son sensibles al calor y pueden degradarse durante el proceso de recalentamiento. Por ejemplo, las vitaminas B y C son particularmente vulnerables al calor prolongado. Así que, si estás buscando maximizar tu ingesta nutricional, tal vez deberías pensar dos veces antes de recalentar tus sobras repetidamente.

Aunque recalentar comida puede ser una solución rápida y fácil para las cenas ocupadas, o para llevar el almuerzo a la oficina, es importante hacerlo con precaución. Asegúrate de almacenar adecuadamente tus alimentos sobrantes (consume las sobras dentro de 3 a 4 días para minimizar el riesgo de crecimiento bacteriano) y caliéntalos a la temperatura indicada para evitar riesgos de intoxicación alimentaria. 

Utiliza un termómetro de cocina para verificar la temperatura interna de los alimentos. Esto te ayudará a asegurarte de que han alcanzado la temperatura adecuada. También te puedes asegurar de calentar los alimentos de manera uniforme, revolviendo o girando el contenido si es necesario, especialmente en microondas, donde algunas áreas pueden calentarse más que otras.

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