5 ALIMENTOS QUE NO DEBERíAMOS CONGELAR Y AúN ASí LO HACEMOS

Cuando congelamos un alimento, el agua que contiene se cristaliza formando cristalitos de hielo que serán más pequeños o más grandes en función de la velocidad de congelación. Los procesos de degradación de los alimentos se ralentizan en congelación, pero no se detienen totalmente ni se exterminan los microorganismos que contienen. Hay que tomar en cuenta que algunos alimentos pueden tolerar mal la congelación, viendo alterados aspectos como su textura, su sabor o su color.

1 Huevos

Los huevos no hay que congelarlos nunca enteros, sobre todo si van con la cáscara, porque pueden estallar y romperse en el congelador. Esto ocurre porque el líquido del alimento se expandiría, lo que hace que explote. Por eso, los huevos soóo pueden congelarse si previamente se separa la yema de la clara. Además, tampoco es nada recomendable congelar los huevos cocidos, porque pierden el sabor y su textura cambia a una consistencia gomosa y dura.

2 Verduras crudas

Aunque la mayoría de verduras del mercado pueden congelarse, aquellas que se comen crudas no llevan muy bien los grados bajo cero. Hablamos de verduras como el tomate o las hojas secas que, al congelarse no mantienen su aspecto, ni textura o sabor. Por lo que, si es la única opción, conviene primero hervirlas o cocinarlas para que conserven sus propiedades.

3 Frutas

Son uno de los productos que siempre hay que tener en la nevera, y deben ser base en nuestra alimentación para llevar un estilo de vida saludable. Sin embargo, todas sus vitaminas y nutrientes desaparecen casi en su totalidad y su textura y aspecto empeoran notablemente. Las únicas frutas que sí puedes congelar son el plátano y los frutos rojos, y por eso son una buena opción para incluir en batidos saludables, especialmente en verano.

4 Salsas, postres y productos lácteos

Es preferible evitar congelar platos con salsas que  contienen mayonesa o salsa rosa, ya que corren el riesgo de cortarse y producir indigestiones. Tampoco conviene congelar postres caseros como tartas, pasteles o tortas, porque no tienen conservantes ni ingredientes que mantengan su textura y condiciones una vez refrigerados y descongelados. Por último, los productos lácteos con alta concentración grasa -como algunos quesos- adquieren una textura grumosa e indeseable si se congelan. Pero si la fecha de caducidad está próxima o hemos hecho acopio de más, normalmente solemos recurrir al congelador para evitar que se echen a perder 

5 Patatas crudas

Da igual cómo la cocines: no vale la pena congelar una patata si ya está cocinada, porque habrá perdido la fécula y, por lo tanto, no estará igual de buena cuando la descongeles, puesto que habrá cambiado la textura y, también, el sabor. La fécula es también el motivo de que no sea bueno congelarla cruda tampoco. Sin embargo, congelarla cruda en bolsas cerradas herméticamente es la solución para que no queden tan mal.

Hay una norma básica en la congelación: no volver a congelar lo que ya fue congelado una vez. De hacerlo, estarías poniendo en peligro algo más que sabores, texturas o propiedades. Estarías comprometiendo tu salud. 

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